Hola a tod@s, hoy vengo a hablar de la jornada destinada a 1º y 2º de Educación Social que tuvimos el pasado 14 de febrero en la facultad:
La jornada duró de las 10:00 de la mañana a las 14:00 de la tarde y se dividió en varios bloques en los que se combinaba un formato de charla con otro de dinámicas de grupo.
El evento estuvo organizado por la Asociación Cala en colaboración con la Asociación Barbiana y la Fundación Entretantos.
Todos los ponentes hicieron una presentación de sus respectivas organizaciones incidiendo en su organización interna, localización y ámbitos de intervención. Me resultó bastante interesante que en términos generales las tres organizaciones se organizaran de forma asamblearia de cara a la toma de decisiones, especialmente las de la Asociación Cala y su esquema de círculos que ayudan a ampliar o reducir los participantes según el trabajo concreto que se realice o el tipo de relación que se tenga con la asociación, lo que ayuda a abrirla a la sociedad en general.
Tras esto jugamos al "Bingo de la vida" una dinámica de grupo que sirvió para conocernos mejor entre todos los asistentes ya que nos dieron un folio a modo de cartón de bingo en el que figuraban características, anécdotas, rasgos de personalidad, etc y teníamos que preguntar al resto de asistentes si se identificaban con alguna hasta completarlas todas. Para finalizar esta actividad, preguntamos y fuimos preguntados por quién nos sostuvo durante la pandemia, con el siguiente resultado:
Después de un merecido descanso, hicimos otra actividad de grupo denominada "Desde lo personal a lo colectivo. ¿Cómo abordamos la sostenibilidad de la vida?" En el que nos dividieron en varios grupos para reflexionar como podemos poner las vidas en el centro siguiendo una serie de pautas:
Yo formé parte del grupo número 2 y nuestras aportaciones fueron:
-Reconocer que el confinamiento nos hizo parar y reflexionar sobre nuestra vida y entorno.
-Cuestionarnos la presión diaria a la que estamos sometidos.
-Dar visibilidad e importancia a las organizaciones vecinales que ayudaron a las personas con dificultades durante el confinamiento.
-Construimos solidaridad, al aportar por ejemplo la fabricación de mascarillas caseras a los hospitales durante el desabastecimiento de las mismas.
-Denunciamos las limitaciones y contradicciones de un sistema que en plena pandemia solo permitía salir para producir o consumir.
-Al contemplar una necesidad material como la falta de especialización de las tecnologías, tuvimos que educarnos para poder adaptarnos a la nueva realidad.
Por último, tuvimos una mesa de experiencias en la que los ponentes nos hablaron de su trabajo concreto e intervención en el campo.
Para mí la experiencia fue positiva y enriquecedora, una de las cosas que estoy echando en falta en este primer año es la vinculación del grado con la realidad social, poder hablar con educadores sociales con varios años de experiencia sobre sus intervenciones, proyectos y ámbitos de trabajo me ha servido para no perder la perspectiva sobre lo que estoy estudiando y, sobre todo, el porqué.
No puedo finalizar esta entrada sin hablar del eje central de esta jornada, la sostenibilidad de la vida.
Para mí, significa poner al ser humano en el centro, un centro que esta ocupado por el consumo y la producción, desplazar estos elementos a un lado y centrarnos en nuestro desarrollo como personas y como sociedad, qué es lo que queremos y hacia donde vamos, parar por un momento (o al menos ralentizar) la rueda del capitalismo y reflexionar sobre quién la hace girar y a qué coste.
Llevar esto a la práctica como individuos es prácticamente imposible, yo diría que hace falta mucha empatía en lo familiar y organización en lo social. Participar en movimientos estudiantiles a nivel de la universidad, sindicarse a nivel laboral y apoyar a los movimientos vecinales de tu localidad.
Poner la vida en el centro significa luchar por tus derechos.
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