Techo y comida

 Hola de nuevo, en esta ocasión os traigo una recomendación cinéfila, Techo y comida.

Esta gran película de Juan Miguel del Castillo, fue estrenada en 2015, está ambientada en Jerez de la Frontera, cuatro años después de la crisis del 2008. La protagonista, Rocío (interpretada por Natalia de Molina y premiada con el Goya a mejor actriz) lleva en paro desde hace tres años y vive con su hijo Adrián, de 8 años, en un piso de alquiler y subsistiendo repartiendo publicidad de forma ocasional. La película nos sitúa en un punto en el que estos pequeños ingresos dejan de ser suficientes para cubrir todos los gastos como el alquiler o incluso las necesidades de alimentación e higiene.

De Rocío no sabemos su pasado, puede que tampoco sea relevante para la trama, lo que la mueve es su presente, la ausencia de recursos económicos, de red de apoyo, el estado de alerta permanente frente al riesgo real de que servicios sociales le retire la custodia de su hijo por su situación.

En mi opinión la película es atravesada por dos constantes: En primer lugar, la lucha de Rocío por la dignidad, la dignidad de la pobreza, que le hace agudizar el ingenio por pura supervivencia en cosas muy sutiles pero significativas como rechazar planes por falta de dinero, aprovechar al máximo las ofertas del supermercado, hacer ella misma los arreglos en la ropa... En segundo lugar, creo que la película nos hace entrar en un estado de indignación constante, la vergüenza de que en nuestro país haya gente subsistiendo en esas condiciones, porque esta película no solo te hace pensar en Rocío, sino en todas las Rocíos que han pasado, están pasando o van a pasar por esta situación.

La película termina con una escena cargada de simbolismo a la que no voy a hacer referencia para no hacer spolier, pero sobre todo termina con una reflexión.

Y es que todos vimos como en la crisis del 2008 el estado rescató a los bancos mientras recortó en ayudas sociales, pero, y a ti quién te rescata?